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El consumo de setas comestibles se ha convertido en un hábito cada vez más común, sobre todo entre quienes no comen carne. Ciertos hongos son muy nutritivos y ricos en sustancias como potasio y vitamina D. En otras palabras, son una gran opción para enriquecer la dieta de forma saludable.
- Cultivar setas en una caja pequeña
Por supuesto, existen formas prácticas de conseguir setas para uso cotidiano. No faltan tiendas especializadas o mercados con una buena variedad de setas diferentes. Pero, ¿ha pensado alguna vez en cultivar las suyas propias? Si es así, aquí tiene algunos consejos.
La producción de un buen sustrato es crucial
Los hongos necesitan sustratos orgánicos para crecer. Algunos de ellos pueden crecer en una gran variedad de superficies, como hierba seca o cáscaras de semillas, pero es necesario crear un entorno con aspectos ideales para su proliferación, como la humedad o el pH adecuados, por no hablar de un suelo con la cantidad correcta de nutrientes.
¿Qué se necesita para producir setas caseras?
En primer lugar: un sustrato. Sí: materia orgánica. Puede ser serrín, hojas secas (como las del platanero), paja, fibra de coco... Elige uno y sepáralo en cantidades que te parezcan superiores a las que crees necesitar. Busca un cubo o cualquier recipiente en el que puedas meter unos 20 litros. El objeto debe tener tapa y debes hacer agujeros alrededor del recipiente (daespacios de 10 a 20 centímetros entre ellos).
Consigue también una espumadera, un escurridor, una cacerola grande que se pueda calentar y un termómetro para regular la temperatura. Las toallitas desinfectantes también te serán útiles, así como dos bolsas de basura grandes y limpias. Para terminar, ten a mano semillas inoculadas de la seta que hayas elegido.
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¿Cómo plantar?
Para empezar, recuerde siempre mantener las manos muy limpias durante todo el proceso, especialmente al manipular las semillas y los sustratos.
Con el sustrato elegido en la mano, córtalo en trozos pequeños y sepáralos. Coge la olla y vierte agua hasta llenarla. Introduce los trozos pequeños de tu sustrato y lleva la olla al fuego a unos 70 grados centígrados. Déjala allí durante unas dos horas. Esto es fundamental para evitar que cualquier hongo ocupe nuestro espacio para la creación de la seta elegida.
Una vez finalizado el proceso de pasteurización, utilice la espumadera para retirar el sustrato y colóquelo en el escurridor durante unos minutos. Con los cubos y las bolsas de plástico ya esterilizados, coloque el sustrato encima de la bolsa para que se enfríe y no olvide cubrirlo con otra bolsa para evitar contaminaciones.
El siguiente paso es introducir las semillas y el sustrato enfriado en el cubo perforado. Recuerde que la proporción de semillas y sustrato es que las primeras correspondan aproximadamente al 2% del peso del segundo.
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En el cubo, forme varias capas alternas hasta llenarlo. A continuación, tape el recipiente y colóquelo en un ambiente húmedo, fresco y en ausencia de luz. La colonización tardará entre dos y cuatro semanas en producirse por completo. Cuando esto ocurra, saldrán pequeñas setas y es muy importante mantener la temperatura y la humedad constantes.
Cada nueva cosecha tendrá menos setas que la anterior y la media es de cuatro a cinco cosechas antes de que se agote el sustrato.