Empezamos este post con una nota muy importante: el caracal es un gato salvaje (repitiendo, salvaje !) y, por tanto, no podemos sino repudiar la pulsión que empuja a las personas a querer "adoptar", domesticar, a un animal que no debería ser domesticable, no es un animal de compañía y mucho menos propiedad de un ser humano.
Dicho esto, no podemos evitar enamorarnos de lo que la naturaleza es capaz de hacer: el caracal puede mostrar colores entre el grisáceo , o rojizo e incluso el amarillo o negro Sin embargo, este gato salvaje es un animal diferente y es famoso por su presencia en varias pinturas del Antiguo Egipto, donde se creía que custodiaban las tumbas de los faraones.
El caracol vive en África, Oriente Medio y algunas regiones de la India, pero, debido a su capacidad de adaptación, es posible encontrarlo en otras regiones del mundo como animal domesticado, lo que, repetimos, va en contra de su naturaleza y debe desalentarse allí donde se encuentre.
Ahora echa un vistazo a las fotos e intenta no enamorarte:
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