En 1940, en un país que había abolido la esclavitud sólo 52 años antes y que había permitido, por ejemplo, que las mujeres votaran sólo 8 años antes, en 1932, la posibilidad de que una mujer negra se convirtiera en miembro de la comunidad negra era un gran problema.Graduarse como ingeniera en una universidad brasileña era, en la práctica y tristemente, un delirio, pero fue este delirio el que Enedina Alves Marques, de Paraná, hizo realidad y se convirtió en un ejemplo en 1940, cuando ingresó en la Facultad de Ingeniería y se graduó en 1945 como la primera ingeniera de Paraná y la primera mujer negra graduada en ingeniería en Brasil.
Enedina Alves Marques
Nacida en 1913, de origen pobre y con cinco hermanos, Enedina creció en casa del comandante Domingos Nascimento Sobrinho, donde trabajaba su madre. Fue el comandante quien le pagó los estudios en una escuela pública, para que la joven pudiera hacer compañía a su hija. Tras terminar sus estudios en 1931, Enedina empezó a dar clases y a soñar con la universidad de ingeniería. Para entrar en 1940 en una claseFormada sólo por hombres blancos, Enedina tuvo que enfrentarse a todo tipo de persecuciones y prejuicios, pero rápidamente su determinación e inteligencia la hicieron destacar, hasta que en 1945 se graduó finalmente en Ingeniería Civil por la Universidad de Paraná.
Enedina a la izquierda, junto a sus compañeros profesores
Ver también: Se pone en marcha una aplicación tipo Uber exclusiva para pasajeros LGBTAl año siguiente de su graduación, Enedina comenzó a trabajar como asistente de ingeniería en el Departamento Estatal de Transportes y Obras Públicas, y luego fue transferida al Departamento Estatal de Aguas y Energía de Paraná. Trabajó en el desarrollo del Plan Hidroeléctrico de Paraná en varios ríos del estado, especialmente en el proyecto de la Central Capivari-Cachoeira. Cuenta la leyenda queEnedina solía trabajar con una pistola en la cintura y, para ganarse de nuevo el respeto de los hombres que la rodeaban en una obra, acababa haciendo disparos al aire.
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Tras una sólida carrera, viajó por el mundo para conocer culturas, y se jubiló en 1962 reconocida como una gran ingeniera. Eneida Alves Marques murió en 1981, a los 68 años, dejando no sólo un importante legado para la ingeniería brasileña, sino también para la cultura negra y la lucha por un país más justo, igualitario y menos racista.