Dueña de una cultura rica y compleja, la India es un país lleno de contrastes, colores, olores y sonidos únicos, listo para ser descubierto por quienes se permiten aventurarse por sus senderos. Y es de allí de donde procede una técnica milenaria que utiliza sílabas para reproducir la percusión de los tambores: el konnakol .

Konnakol, el canto percusivo que utiliza sílabas para imitar el sonido de los tambores

Al principio parece más de lo mismo, ya que es posible encontrar técnicas similares en varias otras culturas, como en la música afrocubana o incluso en el hip-hop, con el beatbox. Pero el konnakol tiene sus propias particularidades. Es originario del sur de la India y forma parte de la música clásica india, conocida como carnática.

Ricardo Passos, profesor multiinstrumentista que aprendió la técnica en 2003 en un viaje a la India, explica que el konnakol tiene una didáctica sofisticada: "Es un lenguaje que construye ritmos como si fueran esferas. Como si estuviéramos construyendo mandalas", dice, en una entrevista con Reverb El lenguaje rítmico funciona mediante la lógica matemática a través de un sistema silábico preestablecido, en un conteo simultáneo con las manos.

El konnakol puede sobresaltar a quienes no estén familiarizados con la cultura india y hay muchas explicaciones para definirlo, y el lenguaje pasa de lo simple a lo complejo en un abrir y cerrar de ojos. Sin embargo, puede utilizarse fácilmente como forma de iniciación musical, independientemente del género o instrumento que se estudie.

Ricardo garantiza que es más fácil de aprender para los no músicos, ya que no hay partituras, sólo hay que dejarse llevar por el canto", dice, "la matriz es muy sencilla, es como un juego de construcción, como Lego".

Varios músicos e instrumentistas de distintas procedencias musicales ven en el konnakol una oportunidad de evolucionar musicalmente y utilizan la técnica como fuente de inspiración. Entre los compositores que ya se han adherido a esta práctica figuran nombres como Steve Reich, John Coltrane y John McLaughlin, este último quizá el mayor representante de la música occidental.

Quién sabe, ¿quizá sea la inspiración que falta para que fluya esa composición tuya?