Cualquiera que pase por delante de la fachada de Lar Mar, en el barrio de Pinheiros, en São Paulo, podría pensar que se trata de la típica tienda de ropa de surf, pero al mirarla más de cerca se da cuenta de que también alberga un restaurante. Y eso es sólo una parte de lo que ofrece el local.
Foto: Leo Feltran
Felipe Arias, fundador de Lar Mar, explica que el local es la materialización de un viejo deseo: tener un lugar en São Paulo donde poder pasar todo el día, como quisiera.
Es en la parte trasera de la propiedad de 500 m² donde se materializa la idea de Felipe: un gran árbol, plantas y mesas de madera se suman al ambiente relajado del espacio de arena con sillas de playa y hamacas.
Lar Mar también cuenta con un restaurante italo-peruano y un bar, y de vez en cuando hay actuaciones musicales.
Nacido en Santos, Felipe pasó su adolescencia frecuentando playas y admirando las artes plásticas -a su madre y a su tío les gustaba la pintura, pero a él le gustaba más la fotografía-. Acabó matriculándose en Derecho en la universidad, pero nunca le gustó demasiado.
Foto: Leo Feltran
Sólo después de licenciarse, cuando se trasladó a São Paulo para trabajar en el sector inmobiliario y especializarse en la zona, empezó a disfrutar de la profesión. Se sumergió de lleno en ella, consiguió trabajo en una gran oficina e incluso empezó a pensar que la gente de la playa era "demasiado despreocupada".
Al cabo de un tiempo, sin embargo, la vida de abogado dejó de ser apasionante: "Todo se basaba en las apariencias, nos obligaban a utilizar bolígrafos caros para impresionar a los clientes, y mi jefe incluso se quejaba cuando me iba a la playa el fin de semana y volvía quemado por el sol", recuerda.
Alejado del público del Santos y sintiéndose asfixiado, Felipe empezó a replantearse sus prioridades: "Estaba desconectado de mi esencia, echaba de menos la sencillez que tenía cuando era más joven".
Fue entonces cuando se creó Lar Mar, inicialmente un blog en el que escribía historias sobre personas que tuvieron el valor de dejar las carreras convencionales para dedicarse a lo que les gustaba hacer. Le llevó más de dos años compaginar el proyecto con su vida de abogado, trabajando de día y escribiendo de madrugada.
Ver también: Blancura: qué es y su impacto en las relaciones racialesFoto: Leo Feltran
Felipe creó camisetas y gorras con la marca Lar Mar para regalar a quienes accedieran a contar su propia historia. El blog fue un éxito y hubo peticiones para comprar los productos. Al darse cuenta de que había cautivado al público, empezó a organizar eventos en la costa norte, combinando música y exposiciones fotográficas.
Después de contar varias historias, por fin reunió el valor suficiente para cambiar la suya. Vendió todo lo que tenía y pasó ocho meses durmiendo en sofás de amigos mientras armaba el proyecto en su cabeza.
Presentó la idea del espacio Lar Mar a algunos amigos, consiguió socios e inversores y empezó a correr detrás del inmueble, la reforma, los proveedores y el equipo. Tardó un año, pero Lar Mar abrió por fin a mediados de agosto, en el número 613 de la calle João Moura, en Pinheiros.
En la tienda, da cabida a marcas de ropa de surf fabricadas por él mismo, muchas creadas por gente que vive en la playa, huyendo de la estandarización y de marcas que se han convertido en símbolos de estatus. También hay artesanía, monopatines y tablas a la venta -incluido un innovador modelo hecho de corcho, que prescinde de la parafina, un material muy contaminante-.
Foto: Leo Feltran
Neco Carbone, con más de 40 años de experiencia en el sector y 24.000 tablas producidas, ha aprovechado el espacio para transmitir sus técnicas.
Ver también: Alice Guy Blaché, la pionera del cine olvidada por la historiaTras una larga conversación con Felipe -que incluyó un delicioso almuerzo servido por los chefs peruanos Eduardo Molina y Dênis Orsi- aproveché para escribir algunos posts para Hypeness.
San Pedro con arroz negro y salsa de hierbas
La entrada al Lar Mar es gratuita, excepto cuando hay espectáculos, en los que se cobra para pagar a los artistas. El espacio se utiliza como galería, con exposición de proyectos fotográficos, y en el bar se sirven bebidas clásicas o recetas especiales de la casa, incluidas creativas y refrescantes bebidas sin alcohol, como el zumo de acabaxi con sirope de caña de azúcar que probé.
Foto: Leo Feltran
La idea del espacio es que sea un ambiente diurno, sobre todo para disfrutar de la luz del sol, más aún en verano, pero sigue siendo un buen lugar para estirarse a primera hora de la tarde: la tienda abre de lunes a sábado, de 11.00 a 20.00 horas, mientras que el bar y el restaurante abren de miércoles a sábado, de 12.00 a 24.00 horas, y los domingos, de 12.00 a 20.00 horas.
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Zumo de piña con jarabe de caña de azúcar
Ceviche