Que tire la primera piedra quien nunca haya sido engañado por una oferta demasiado tentadora para ser cierta. Eso es lo que le ocurrió a la china Su Yun, pero de una forma mucho más extraña de lo habitual: compró un oso creyendo que era un perro.
Su Yun, que vive en un pueblo de la provincia de Yunnan, estaba de vacaciones cuando un vendedor le ofreció un cachorro de mastín tibetano, una raza canina muy admirada en China, a un precio mucho más atractivo de lo habitual.
Mastín Tibetano
Se llevó el animal a casa e, irónicamente, lo bautizó con un nombre que, en portugués, significa Pretinho. A la familia pronto le resultó extraño el voraz apetito del animal, que se comía una caja de fruta y dos cubos de fideos al día, pero no sospechó que no era un perro.
Con el tiempo, Pretinho creció de forma aterradora -mucho más que el Masim tibetano, una raza de gran tamaño- y empezó a andar a dos patas, lo que, unido a su evidente aspecto cada vez más parecido al de un oso, hizo que la familia se convenciera de que algo iba mal.
Ver también: No binario: culturas en las que existen otras formas de experimentar el género distintas de la binaria...Su Yun se puso en contacto con el Centro de Rescate de Fauna Salvaje de Yunnan, que confirmó que Pretinho era un oso negro asiático, especie en peligro de extinción por el interés de los comerciantes ilegales, que lo utilizan en recetas gastronómicas e incluso con fines medicinales.
Ver también: Esta maravillosa máquina plancha por tiPero el destino de Pretinho será distinto: ya vive en el Centro de Rescate de Fauna Salvaje de Yunnan, donde los expertos siguen estudiando su comportamiento para decidir si puede reintegrarse en la naturaleza o si, debido a su educación con humanos, tendrá que vivir en santuarios para animales.