A finales de los años 80 el australiano Wally Conron, para atender la petición de una pareja que necesitaba un perro guía que no tuviera el pelo largo, creó algo que se convertiría en una tendencia mundial: la mezcla de razas entre perros para combinar diferentes características -el llamado "diseño" de razas-. Conron creó el Labradoodle, una mezcla de labrador con caniche que se convertiría en una de las razas másA sus 90 años, el criador afirma, para sorpresa de todos los que consideran al animal simplemente "mono", que su creación es lo que más lamenta en la vida.
La declaración de Conron revela un oscuro secreto que se esconde tras la monada de los perros -y de todas las demás razas mezcladas-: la mezcla desmedida de distintos tipos de perros hace que los animales sean propensos a un sinfín de enfermedades genéticas, físicas y mentales. "He abierto la caja de Pandora.He desatado un Frankenstein", dijo Conron.Su mayor angustia es, aparte del sufrimiento del propio animal -uno de los másamado sobre todo en Inglaterra y EE.UU., el hecho de que las mezclas revoltosas se hayan convertido en tendencia.
"Profesionales sin escrúpulos están cruzando caniches con razas inadecuadas simplemente para decir que fueron los primeros en hacerlo", afirmó en una entrevista. "La gente está convirtiendo a los criadores por dinero", concluyó, afirmando que la mayoría de los labradoodles están "locos".
La ciencia respalda la afirmación de Conron de que las mezclas inadecuadas causan profundos daños a los pobres animales -incluso otras de las llamadas "razas puras" también presentan problemas de salud-. Los dueños de mascotas, sin embargo, no están de acuerdo y afirman que son compañeros perfectos, sobre todo para los alérgicos al pelo largo. En cualquier caso, se trata de un debate fundamental, ya queponer la salud y el bienestar de los animales por encima de nuestro placer personal.
