El cementerio Père-Lachaise de París cuenta con un elenco tan impresionante de estrellas y genios entre sus habitantes que se ha convertido en el cementerio más visitado del mundo. Más de 3,5 millones de personas presentan sus respetos anualmente ante las tumbas de nombres como Oscar Wilde, Balzac, Bizet, Maria Callas, Chopin, Edith Piaf, Allan Kardec, Molière, Marcel Proust, Henri Salvador y posiblemente elLa tumba más visitada, Jim Morrison. Entre tantas estrellas, la tumba del periodista prácticamente desconocido Victor Noir se ha convertido en una de las más famosas y visitadas del Père-Lachaise, pero por un motivo mucho más curioso que la obra de su vida.
Casi todo el mundo está de acuerdo en que lo importante no es el tamaño, sino el resultado, pero la curiosidad erótica por un pene inmenso es capaz de sobrepasar incluso el límite de la muerte, y de ahí el éxito de la tumba de Noir en París: la estatua que adorna su tumba, que representa con realismo el cuerpo del periodista, tiene una prominencia realmente voluminosa a la altura del pene.
Ver también: Larga vida a la alegría y la inteligencia de Elke Maravilha y su colorida libertadLa "leyenda" que rodea a la estatua de Victor Noir se ha hecho tan popular que hoy en día se afirma que rendir homenaje a la tumba tocando los genitales de la estatua traería fertilidad o una vida sexual feliz. Si la leyenda es cierta o no, eso nadie lo sabe, pero el éxito sexual del periodista tras su muerte es visible: el metal está debidamente "pulido" en el punto exacto de la cremallera del pantalón de la estatua. El brillo de laLa punta del pene de la estatua es la medida de esta morbosa curiosidad sexual humana.
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