El imaginario brasileño está formado por personas e influencias de todo el mundo, del mismo modo que Carmem Miranda nació en Portugal para convertirse en un símbolo de Brasil, Elke Maravilha nació en Rusia Un país casi opuesto a éste, que hoy, más que llorar su muerte, conmemora su vida y su espíritu. Antes de convertirse en Wonder, nació como Elke Georgievna Grunnupp, o mejor dicho Элке Георгевна Груннупп en el alfabeto cirílico original. en la histórica ciudad de San Petersburgo, entonces conocida como Leningrado.
Su entrada en el mundo ya supuso un debut, duro e histórico, alumbrado bajo los focos de la Segunda Guerra Mundial. Elke nació el 22 de febrero de 1945, un día antes de que los estadounidenses izaran su bandera en la isla de Iwo Jima, en Japón, y curiosamente, un día después de que los soldados brasileños ganaran su principal batalla en el conflicto, en Monte Castello, en Italia. Siete meses después de su nacimiento, la guerra terminaría definitivamente.
Ver también: Itaú y Credicard lanzan una tarjeta de crédito sin anualidad para competir con NubankElke, todavía una niña, en el regazo de su madre
Nacer en una ciudad conocida por haber resistido valientemente los embates nazis durante casi tres años parece haberse convertido para Elke en una especie de destino atávico. Resistir fue para ella un oficio de toda la vida. Su padre había sido prisionero en un campo ruso de Siberia, y su familia ya no era bienvenida en su propio país.
De niña, sus padres la trajeron a Brasil para vivir en Itabira, en el interior de Minas Gerais, ciudad donde nació y creció el poeta Carlos Drummond de Andrade. La decisión de no emigrar a una colonia fue bien meditada: querían mezclarse y aprender a ser verdaderamente brasileños. Así es como Elke conoció a personas de distintas etnias, orientaciones sexuales, ideologías políticas y orígenes. Esta convivencia con diferentes razas y naturalezas humanas, decía, había dulcificado la dureza rusa de su origen - la mezcla que no existía en su país, y que se convertiría en esencial para la persona Maravilla que aún dormía dentro de la joven Elke.
Tras dejar una de las ciudades más emblemáticas del planeta por el interior de Minas Gerais, el mundo entero nunca dejó de estar contenido en Elke, que desde muy joven hablaba nueve idiomas: ruso, portugués, alemán, italiano, español, francés, inglés, griego y latín. Se licenció en Literatura, trabajó como profesora, banquera, secretaria y bibliotecaria, pero sólo empezó a conocer su destino cuando le propusieron trabajar como modelo, debido a su exótica belleza y peculiar estatura. Cuando los estilistas se aficionaron a Elke, la ahora modelo empezó a alcanzar reconocimiento, convirtiéndose en una de las modelos más emblemáticas del país. Entre estos estilistas estaba su amiga Zuzu Angel.
Elke al principio de su carrera
Anarquista como orientación política y filosofía de vida, Elke viviría sin someterse a nada: ni a hombres, ni a jefes, ni a normas, ni a dictaduras, ni siquiera a naciones. En 1972 fue detenida en el aeropuerto Santos Dumont de Río de Janeiro tras arrancar, al grito de "cobardes" y "asesinos", carteles que colocaban Stuart Angel. Zuzu Angel, el hijo de su amigo Zuzu Angel, como "buscado", mientras todo el mundo sabía que Stuart ya estaba muerto en la base de Galeão, tras interminables sesiones de tortura. Zuzu también sería asesinado por el régimen.
Ver también: Soñar con un ratón: qué significa y cómo interpretarlo correctamenteElke ya había perdido la nacionalidad rusa y, como se le aplicaba la Ley de Seguridad Nacional de la Dictadura brasileña, a los seis días salió de la cárcel para descubrir que ya no era de ninguna nación; también le habían revocado la nacionalidad brasileña. Siguió siendo ciudadana del mundo y de ninguna parte durante muchos años, cuando por fin pidió la nacionalidad alemana. Elke nunca quiso retomar ni su identidad rusa ni su identidad brasileña, como una especie de resistencia permanente y solitaria.
Las pelucas, los pesados maquillajes y un sinfín de accesorios entraron en juego cuando se convirtió en jurado del programa de televisión Chacrinha, y finalmente el personaje nació del todo. Chacrinha tuvo la presencia de ánimo de comprender que aquella personalidad exuberante y libre podía ser asimilada -y amada- incluso por la tradicional familia brasileña frente al televisor. Chacrinha tenía razón.
Con Pedro de Lara como jurado en el Programa Chacrinha
Por su forma de vestir y actuar, Elke dice que la golpearon en la calle, con escupitajos y cicatrices, pero que nunca se echó atrás, porque ésa era su verdad. Aunque fue modelo, jurado, actriz y presentadora, es difícil, sin embargo, encajarla en una profesión concreta, de esas que facilitan la definición de una persona. Lo cierto es que Elke Maravilha era Elke Maravilha, una artista sin duda, y cualquier otra etiqueta será menos.
Cuando alguien consigue en una sola vida trastornar el régimen soviético, el régimen dictatorial brasileño, la moral y las buenas costumbres y el machismo, dos cosas son indiscutibles: esa persona está en el lado correcto de la lucha, y la libertad es su única opción. Así, Elke se casó ocho veces y se convirtió en una incorregible defensora de la comunidad LGBT, los derechos de la mujer, el aborto y la liberación de las drogas. Su forma de actuar y vestir, que la alineaba como una especie de travesti extragénero -ella misma decía que no era ni mujer ni hombre-, le aseguró la simpatía de las minorías. "El gran arte no es vivir, es convivir" decía.
Dos de sus últimas obras demuestran hasta qué punto el espíritu de Elke seguía vivo, contundente y actual: fue una de las chicas del cartel de un reciente campaña de Avon a favor de la diversidad.
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Además, anteriormente Elke estaba en la Luna en Sagitario película por Marcia Paraíso - una historia de amor, rock y libertad que se estrena en septiembre en los cines brasileños.
La gran psicoanalista brasileña Nise da Silveira solía decir que Elke Maravilha era una Sacerdotisa dionisíaca, que calentaba los corazones con su alegría. Siempre en contra de las fantasías imperantes, con la boca bien abierta, Elke Maravilha nunca se dejó encerrar por etiquetas, definiciones, prejuicios o incluso la tristeza que a veces parece imponer lo trágico de la vida, que ella conocía bien.
Su innegable carisma y su personalidad exuberante y múltiple eran las características esenciales de su maravilla. Elke fue muchas, y en todas ellas fue libre, libertaria, dueña de sí misma y en lucha. Sin embargo, más allá de las pelucas, los collares, la sonrisa kilométrica y la belleza, su principal legado ha de ser la confirmación de que inteligencia y libertad son necesariamente complementarias: no existen la una sin la otra.
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