A orillas del río Tapajós, donde ahora se levanta la ciudad paranense de Aveiro, hay algunos centenares de casas abandonadas, construidas al estilo norteamericano, incluidas esas icónicas vallas blancas delante de las residencias. Son los vestigios de Fordlândia, una ciudad creada por el empresario Henry Ford a finales de los años veinte en plena Amazonia.
Foto: Alex Fisberg
La idea del estadounidense era aprovechar el potencial del Amazonas para extraer la mayor cantidad posible de látex, abaratar la producción de neumáticos para los vehículos de su empresa y acabar con la dependencia de británicos y holandeses -en aquella época, buena parte del caucho mundial se producía en Malasia, entonces controlada por el Reino Unido-.
La construcción comenzó en 1928, después de que Ford y el gobierno brasileño llegaran a un acuerdo para ceder 10.000 km² de terreno a cambio del 9% de los beneficios generados allí. Barcos cargados de elementos para construir casas prefabricadas llegaron a través de Tapajós, y Fordlândia se creó siguiendo las reglas de Henry Ford.
No era partidario de las modernidades sociales de la época, por lo que prohibió el consumo de alcohol y tabaco en la ciudad. A los trabajadores del látex no se les permitía jugar al fútbol ni tener relaciones con mujeres. Además, vivían totalmente separados de los empleados estadounidenses y tenían que seguir una dieta al estilo de este país, con mucha avena, melocotones en conserva y arroz integral.
El proyecto fue un gran fracaso. En 1930, los trabajadores se sublevaron contra sus jefes, que no eran precisamente considerados con los empleados. Los empleados de la Ford y el cocinero del pueblo tuvieron que huir al medio del bosque para evitar ser asesinados, y permanecieron allí durante días hasta que el Ejército restableció el orden.
Además, el suelo de Fordland no era muy propicio para la plantación de árboles de caucho, y los norteamericanos, poco conocedores de la agricultura tropical, no colaboraron demasiado. Plantaron los árboles muy juntos, a diferencia de lo que ocurre en la naturaleza, donde la distancia es fundamental para que crezcan sanos. Diversas plagas también obstaculizaron los planes de Ford.
Fordlândia fue abandonada en 1934, pero aún pertenecía a Ford. Sólo en 1945, cuando los japoneses descubrieron cómo fabricar neumáticos a partir de derivados del petróleo, el terreno fue devuelto al gobierno brasileño. Los edificios permanecen allí, deteriorados por el tiempo, por supuesto, pero en relativo buen estado. Hoy en día, alrededor de 2 mil personas viven en Fordlândia, un barrio de la ciudad de Aveiro quelleva varios años buscando la emancipación política.
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