Durante la segunda mitad de la década de 1960, el reinado de los Beatles y la posición de la banda en la cima del mundo hicieron que los cuatro caballeros de Liverpool fueran casi inalcanzables e imbatibles. Sin embargo, quizás sus adversarios más fuertes en esta competición invisible por el título de mejor banda del mundo no fueran ni los Rolling Stones ni los Beach Boys, sino una banda brasileña, formada por tres jóvenesEn la década más importante de la historia del rock, los Mutantes parecen ser los segundos en calidad después de los Beatles. Y en este año de 2016 el surgimiento de la mejor banda de rock de la historia de Brasil cumple 50 años.
Los superlativos anteriores pueden parecer exagerados, pero no lo son - presten sus oídos y su corazón al sonido de la banda para perder cualquier duda. Sin embargo, no hay imparcialidad en este texto - sólo la inconmensurable admiración y pasión por el trabajo de Mutantes, mucho más importante que la imposible objetividad. Olvidemos el habitual complejo mestizo y el servilismo a los extranjeros, y noimporta lo que el yankees Santos-Dumont inventó el avión, y los Mutantes son más interesantes, inventivos y originales que cualquier banda estadounidense de los años 60. Suerte para los ingleses que tuvieron a los Beatles, o esta disputa sería igual de fácil.
Cuando hablamos aquí de Mutantes, hablamos de la santísima trinidad formada por Rita Lee y los hermanos Arnaldo Baptista y Sérgio Dias - el trío que dio vida y habitó la banda desde 1966 hasta 1972, cuando Rita fue expulsada para que los Mutantes se reencarnaran en una banda de rock progresivo más seria, técnica y mucho menos interesante. Las otras formaciones de la banda, por muy buenas que fueran, no llegaron aen comparación con esos seis años de auge dorado.
Los Mutantes que merecieron ser llamados genios por Kurt Cobain (en una nota personal escrita a Arnaldo Baptista durante el paso de Nirvana por Brasil, en 1993, después de que Kurt comprara todos los discos de la banda que pudo encontrar) son la formación de los discos Os Mutantes (1968), Mutantes (1969), A Divina Comédia ou Ando Meio Desligado (1970), Jardim Elétrico (1971) y Mutantes e Seus Cometas no PaísSi no conoce ninguno de estos discos, hágase un favor, deje este texto y escúchelos ya.
En estos cinco discos, todo es brillante, original y vibrante, sin pretensiones banales, excesos inocuos ni tontas emulaciones de estilos extranjeros. Technicolor, que habría sido el cuarto álbum del grupo (grabado en 1970 en París, pero no publicado hasta 2000), es también una obra maestra.
Ver también: Una marca crea un preservativo con sabor, color y olor a beiconArriba: Nota de Kurt Cobain a Arnaldo, y el músico en Brasil, con discos Mutantes.
La banda había sido formada desde 1964 por los hermanos Dias Baptista, con elencos diversos y nombres extraños. En 1966, sin embargo, consiguieron por fin grabar su primer compacto sencillo (con las canciones "Suicida" y "Apocalipse", todavía bautizadas como O'Seis, y alejadas del sonido Tropicalista -que no vendería ni 200 copias), y cristalizar por fin la formación del trío que de hecho haríahistoria de la banda.
Portada del primer compacto de la banda, cuando aún se llamaban O'Seis
También fue hace 50 años cuando debutaron en la El pequeño mundo de Ronnie Von Rita Lee, con su carisma y talento, tenía 19 años; Arnaldo dirigía el grupo a los 18; y Sérgio, que ya impresionaba por su técnica y el original sonido que aún era capaz de sacar de su guitarra, sólo tenía 16 años.
El carisma, la belleza y el talento magnético de Rita Lee, que seguiría siendo, después de los Mutantes, una especie de sol perpetuo del rock brasileño.
Poco a poco se fueron uniendo a la banda otros elementos, otros mutantes, que serían esenciales para dar forma a su sonido único: el primero de ellos fue Claudio César Dias Baptista, hermano mayor de Arnaldo y Sérgio, que formó parte de las primeras formaciones pero prefirió seguir su vocación de inventor, lutier e ingeniero de sonido. Fue Cláudio César quien creó y fabricó con sus propias manoslos instrumentos, pedales y efectos que tanto caracterizarían la estética mutante.
Cláudio César empieza a construir la "mejor guitarra del mundo
Entre los mil inventos de Cláudio César, destaca uno, portador de mitología propia y de un impresionante axioma que lo define: la Régulus Raphael, guitarra que Cláudio fabricó para Sérgio, también conocida como La Guitarra de Oro, que, según su creador, es nada menos que "la mejor guitarra del mundo". Con su forma inspirada en los legendarios violines Stradivarius, la Régulus aporta componentes únicos,fabricados por Cláudio - como pastillas especiales y efectos electrónicos, incorporados al cuerpo semiacústico del instrumento.
Sin embargo, algunos detalles diferenciaron la guitarra y crearon su mitología: el cuerpo y los botones chapados en oro (evitando así chirridos y ruidos), las distintas pastillas (que captaban por separado el sonido de cada cuerda) y una curiosa maldición, inscrita en una placa, también chapada en oro, aplicada a la parte superior del instrumento. La maldición de Régulus dice: "Que todo aquel que menosprecie la integridad de este instrumento, que busque o consiga poseerlo ilícitamente, o que haga comentarios difamatorios sobre él, que construya o intente construir una copia del mismo, no siendo su legítimo creador, en definitiva, que no se mantenga en la condición de mero observador sumiso en relación con él, sea perseguido por las fuerzas del Mal hasta que les pertenezca totalmente y...".Y que el instrumento vuelva intacto a su legítimo propietario, indicado por quien lo construyó". Una vez la guitarra fue efectivamente robada y, misteriosamente, volvió a manos de Sergio años después, cumpliendo su maldición.
La primera Régulus, la guitarra de oro; años después, Cláudio haría otra, que Sérgio usa hasta hoy
El otro Mutante honorario fue Rogério Duprat. Arreglista de todo el movimiento tropicalista, Duprat no sólo fue el responsable de elaborar la mezcla de ritmos y elementos brasileños con influencias eruditas en el rock perfecto del que eran capaces los Mutantes (afirmándose así como una especie de George Martin tropical), sino también quien propuso a los Mutantes grabar con Gilberto Gil elcanción "Domingo no Parque" - llevando así a la banda al efervescente núcleo tropicalista, momentos antes de que su ebullición revolucionaria finalmente explotara.
El maestro y arreglista Rogério Duprat
La transformación sonora que Caetano y Gil se propusieron operar en la escena musical brasileña se tornó más caliente, más posible, más encantadora y más contundente con la llegada de Os Mutantes, y el sonido y el repertorio de la banda se expandieron hacia el sentido amplio y rico que caracterizaría su sonido después de unirse al movimiento tropicalista.
La obsesión de los Mutantes por los Beatles sirvió de base para el sonido de la banda. Sin embargo, había mucho más que explorar que la influencia de la musicalidad anglosajona, y la maravilla de vivir en una potencia de la música popular como Brasil (sólo comparable a EE UU en calidad y cantidad) es precisamente poder descubrir, mezclar, añadir siempre nuevos elementos e influenciascosechadas en el patio trasero de la casa.
Os Mutantes con Caetano Veloso
Los Mutantes fueron pioneros en mezclar el rock con ritmos y estilos brasileños, abriendo las puertas para que bandas como Novos Baianos, Secos & Molhados, Paralamas do Sucesso y Chico Science & Nação Zumbi siguieran caminos similares, a partir de otras influencias y bases peculiares, pero también mezclando influencias extranjeras con sonidos típicamente nacionales.
Además del asombroso talento, gracia y encanto de los tres músicos -con énfasis en el magnetismo y carisma personal de Rita Lee, que a partir de los Mutantes nunca dejó de ser la estrella central del rock en Brasil-, los Mutantes poseían otro elemento verdaderamente raro y especialmente difícil de conjugar en la música sin rozar lo ridículo o lo banal: la banda tenía humor.
El caso de los Mutantes es exactamente lo contrario: se trata de ese desenfreno refinado, del que sólo son capaces los más inteligentes, en el que nosotros, los oyentes, nos sentimos cómplices y, al mismo tiempo, motivos de risa -y que no hace sino amplificar aún más elsentido artístico de esa obra.
Desde las trompas de Duprat, pasando por los efectos creados por Cláudio César, los arreglos, la forma de cantar, el acento, la ropa, la postura en el escenario -además, claro está, de las letras y melodías de las canciones-, todo ofrece ese refinamiento crítico que el desenfreno es capaz de suscitar.
Os Mutantes se disfrazaron de fantasmas en el Festival; con ellos, al acordeón, Gilberto Gil
O hay alguna duda de que no sólo el sonido, sino también la presencia y la actitud de los Mutantes profundizaron aún más la actuación y el sentido revolucionario de la presentación de "É Proibido Proibir" en el festival de 1968 (cuando Caetano, con los Mutantes como banda, pronunció su famoso discurso, una especie de despedida del Tropicalismo, en el que se preguntaba si "esto es lo que la juventud dice que quiere tomar...").o poder", mientras Os Mutantes, riendo, daban la espalda al público)?
De pie: Jorge Ben, Caetano, Gil, Rita, Gal; abajo: Sérgio y Arnaldo.
Ver también: Una serie fotográfica secreta muestra cómo eran las trabajadoras del sexo a principios del siglo XXDetalle de la portada del disco manifiesto Tropicalia o Panis et Circensis (de izquierda a derecha, arriba: Arnaldo, Caetano -con un retrato de Nara Leão- Rita, Sérgio, Tom Zé; en el centro: Duprat, Gal y Torquato Neto; abajo: Gil, con una foto de Capinam).
Y todo ello en plena dictadura militar. Hace falta mucho valor para afirmarse abiertamente como lo contrario de cualquier dictadura -el sentido de la libertad- en el contexto de un régimen de excepción.
Las peleas, los cotilleos, los amores, los dolores, los fracasos y el ocaso de la banda no importan mucho - se dejan para los columnistas sociales de la música popular. Lo que importa aquí son los 50 años transcurridos desde la fundación de la banda más grande que ha visto Brasil - y una de las más grandes del mundo.
Una experiencia estética y política que permanece doblando el tiempo, reventando oídos y pariendo revoluciones musicales y personales, justificando la máxima dicha por Caetano en su momento, como una especie de eslogan en el tiempo siempre presente de una banda que nunca acabará: Os Mutantes são demais.
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